lunes, 1 de octubre de 2007

LA PELOTA EN LOS PIES

La calesita giraba… El sonido ensordecedor de metales gastados sin engrasar… de años de vueltas y vueltas, era el único sonido que llenaba esa tarde gris…
Sólo él… Repitiendo un acompasado movimiento que evitaba que la hamaca se pudiera detener.
Se había dado cita allí… Porque necesitaba vencer al tiempo y volver… Trasladarse a esos años de infancia donde todo parecía acontecer-
La placita… Su refugio… Su pista de bicicleta, su cancha de futbol…
Las hamacas… Su calesita avión, capaz de transportarlo a todos los lugares… aún al espacio, a la luna y al sol…
El tobogán… Canal de sueños que le permitía desprenderse de la vida… ascender… perder el equilibrio y volver…
El columpio… transportador al infinito… El sube y baja… El pasamanos…
Mundo de fantasías que hoy necesitaba recuperar.
El ayer había partido… ya nada lo haría volver.
Con el arrullador sonido en sus oídos, lloraba porque necesitaba creer.
El mundo hoy se derrumbaba a sus pìes. Sentía que había perdido y se sentía caer.
Ese amor que nació en la adolescencia, que transformó sus hamacas en metales, que lo arrancó de ese mundo para llevarlo a los bancos, a esconderse tras un árbola, a tallar en el sus nombres… A robar mil besos… ese amor hoy había decidido dejar de ser.
En un amanecer como otros… ya no sabe cual… Comenzó a buscarla y ya no la pudo ver… Poco a poco su mirada se fue alejando… sus encuentros se fueron desvaneciendo… Hasta que en este día el final se presentó…
Fueron los dos a buscarse… pero no se pudieron ver…
El amor se había ido desvaneciendo… Algo falló… ninguno de los dos sabe que…
La calesita sigue marchando y el rutinario ruido lo ahce retroceder.
Una pelota tocas sus pies… La mirá y lo puede ver… Un pequeño se acerca y lo mira sin entender…
El se agacha y cuando esta por levantarla…
El niño le grita: -No… Es mano… Se la tira con los pies.
El se paraliza, sonríe y responde.
- No estoy jugando._
- No es un juego… La pelota sólo se puede tocar con los pies… Mi pelota es de futbol, y si la tocas con la mano ella se enojará.
Intenta explicarle… la diferencia entre lo que es y lo que debe ser… Ensaya argumento… El niño sonríe…
-¿Eres tonto?- le pregunta. – Todo eso ya lo sé…
Se irrita y lo reprende… El niño sonríe… Estas en la plaza, pensé que eras capaz de entender…
El niño se aleja… Sonriendo, con la pelota en sus pies…
Un ave levanta vuelo, unos enamorados se refugian bajo la glorieta en las que tantas veces se cobijo él…
Ella le roba un beso… El sale corriendo, le trae una flor y se arrodilla a sus pies…
Siente que es cursilería y recuerda… Muchas veces lo hizo… Cuando su amor no se moría… cuando encontraba a su amada, cada mañana para desearla otra vez.
Mira al niño a lo lejos… La pelota en sus pies…
La frase resuena en sus oídos “Estas en la plaza, pensé que eras capaz de entender…”
Una lágrima cae y asiente… En un instante comprende lo que por años no pudo ver…
Su amor se fue… Lo arrebato de la plaza… Lo alejó de la fantasía, de los actos sin sentidos… de la locura… de la frescura… de la esencia que hace que sea lo que es…
Mirá otra vez al niño… la pelota sigue en sus pies…
Piensa en su amor… La rutina lo reemplazó.

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