sábado, 1 de agosto de 2009

LA LLENURA DEL VACIO


  La tarde perdía sus formas… La intensidad del sol era ya un recuerdo en las pieles de aquellos que habían decidido gozarlo a pleno…
  La arena aún conservaba el calido aliento de su presencia y el agua cedía su esencia para que el perpetuara su ocaso en esa plateada estela que atravesaba el río…
  El cielo dibujaba anaranjados de todos lo tintes, recibiendo esa esencia que ya nadie aparentemente percibía…
  La playa quedaba vacía… Pero el permanecía…
  Pedro, el pescador compulsivo, ese que todos los días en su aparente desentonar con el paisaje, donaba su desarmonía…
  Sus harapos, su olor nauseabundo y la infaltable compañía de su vino tinto, se levantaban como parte de un todo que hablaba de gozo, de prosperidad, de lujos y ambiciones cumplidas…
  Pedro pescaba… Los demás se iban.
  Pedro esperaba, ellos ya tenían…
  Y el sol se despedía, marcando los tiempos que condenan con su andar tan cíclico.
  El bullicio poco a poco moría…
  Pedro miraba… cumplía su destino.
  El has plateado se recogía en ese punto lejano que las nubes escondían…
  El lucero poco a poco cobraba vida. El todo siempre se imponía…
  Pedro sólo, la playa vacía…
  La arena plagada de huellas que las olas poco a poco destruían, regalando al silencio esencia de vida…
  Y el vacío lleno del mover de las aguas, de la danza de las olas y del cantar de la brisa…
  Un vacío que los que se retiraban no conocían…
  Pedro con su línea, conversando con el agua que le contaba sus cuitas... que se hamacaba al mecer del río y se aferraba a la arena con la plomada que le impedía la huída.
  Pedro conectado a la vida de un espacio que sus ojos no veían… 
  Los peces, la arena, los musgos… todos danzando en hermosa sinfonía.
  Y él con su vino, emborrachando su cuerpo que no se adapta… Que no le permite gozar porque el no logra beberse la vida…
  El vino. Elixir de dioses que fueron cobardes un día…
  Pedro en el todo… siendo parte de esa realeza que no castiga, que se ofrenda y espera que alguien la tome para volverse vida…
  Pedro en el todo… buscando hacerse parte con una botella de vino, sin saber que no existe camino, que no se debe hacer nada para entrar, porque sólo se es parte de la gran maqueta de una creación que no castiga…
  Pedro sedando su mente con un poco de vino… por la vil cobardía de no aceptar que el es esencia de esa noche que es presencia y no muerte, que es vacío y es vida…
  Pedro en el medio de la noche, viviendo su libertad con la condena que le otorga el día… porque un vez escuchó a los sentenciadores de mentiras…
  Pedro con esencia de noche, sintiendo la culpa de no ser día…
  Pedro, el pescador compulsivo bebiéndose el vino porque no desea beberse la vida….